L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona). (EFE).- Los jugadores sudamericanos del Rosario Central que fueron agredidos por miembros del Bada-Bing, el equipo rival, en un partido de Tercera Regional, creen que el ataque tuvo un motivo racista, fue premeditado y se orquestó desde que el árbitro pitó el inicio del partido.
"Empezaron a insultarnos y amenazarnos desde los primeros minutos, a los jugadores, al banquillo, al público que estaba en la grada. En los partidos se pegan patadas, hay entradas, pero aquí sabíamos lo que iba a pasar", ha relatado uno de los jugadores del Rosario Central que ha declarado como testigo protegido en la segunda sesión del juicio.
Otro futbolista del equipo presuntamente agredido, el pasado 10 de enero, también ha abundado en la teoría de la premeditación. "Desde el principio era imposible jugar, lo único que hacíamos es mirar hacia afuera a ver si llegaba la policía".
El presidente del Rosario Central ha explicado que en el club se sabía que el Bada-Bing era "un equipo conflictivo", por eso pidieron la presencia de un delegado federativo y de los Mossos d'Esquadra. "El delegado compareció, pero no había presencia policial", ha lamentado. La versión de las víctimas contrasta con las de los siete acusados, Israel Moreno Gómez, Valentín Moreno Gómez, Carlos R.G, José Luis E.S, Jonatan P.F., David L.R. y Efrén S.S., para quienes la fiscalía solicitan penas de dos a seis años de prisión y que ayer prestaron declaración.