Río de Janeiro es la ciudad del carnaval, de las fiestas multitudinarias, de la bossa nova, de las mulatas que bailan frenéticamente la samba, de los cerros pobres que se levantan frente al mar y ofrecen unas vistas inigualables de las playas de arena blanca y fina; es una ciudad apasionada por el fútbol y por el deporte en general.
"Uniremos el espíritu único do Río de Janeiro con el poder del deporte para organizar un evento excepcional, repleto de pasión", decía la presentación del proyecto olímpico. Atributos no le faltan pues desde 1502, cuando una expedición liderada por el navegante portugués Gaspar de Lemos llegó a la bahía de Guanabara, los europeos quedaron encantados con el exótico paisaje que se abría ante sus ojos y en el que el 1 de marzo de 1565 Estacio de Sá fundaría Río de Janeiro.
El símbolo de la ciudad es el cerro Corcovado, una elevación de 710 metros en cuya cima se levanta imponente con sus brazos extendidos el Cristo Redentor, una de las siete nuevas maravillas del mundo y el principal destino turístico de Brasil.- Frente al Corcovado, en una lengua de tierra en la bahía de Guanabara está el Pan de Azúcar, un peñasco que ofrece otra imagen paradisiaca de la ciudad de más de seis millones de habitantes.
Río de Janeiro fue capital del país Brasil entre 1763 y 1960, cuando la sede del Gobierno se trasladó a Brasilia, pero no por ello perdió el encanto del que pueden dar fe los brasileños y extranjeros que se broncean en las playas de Copacabana o Ipanema.
La geografía y el clima hacen de Río un escenario privilegiado para los deportes todo el año y por eso sus playas y las calzadas adyacentes son tomadas a diario por miles de practicantes del atletismo, ciclismo, voleibol playa, fútbol playa y otras disciplinas.
Pero cuando de deportes se habla, la gran pasión de los cariocas es el fútbol, cuyo templo, el estadio Maracaná, ha sido testigo de las glorias de Pelé, Garrincha, Zagallo, Zico o Romario con la camisa de la selección brasileña o del Flamengo, Fluminense, Botafogo y Vasco da Gama, que se reparten la afición de la ciudad.
El clásico Fla-Flu es todo un espectáculo de hinchadas, aunque en los últimos años se ha venido a menos por la crisis del fútbol carioca que lo ha dejado lejos de las posiciones de vanguardia.- Mientras tanto, el ya sexagenario Maracaná no pasa de moda y en los próximos años volverá vestirse de fiesta para recibir el Mundial del 2014 y, dos años después, el fútbol olímpico.
Otra característica de Río de Janeiro es su vocación para las celebraciones multitudinarias, entre la que destaca el carnaval, que pone en escena en el Sambódromo toda la magia de los músicos y bailarines de las escuelas de samba.- Cada 31 de diciembre Río celebra el "reveillón", una multitudinaria fiesta al aire libre en Copacabana con la que más de dos millones de personas vestidas de blanco dan la bienvenida al Año Nuevo con mucha música, champán, cerveza y un espectáculo pirotécnico.
Por eso no es gratuito que Río encabece la lista de las diez ciudades consideradas como las más felices del mundo, según una relación hecha este mes por la revista Forbes. "Desde que Fred Astaire y Ginger Rogers aparecieron en la película 'Volando hacia Río de Janeiro', en 1933, el mundo ha estado fascinado con Río de Janeiro", asegura la revista.
Es justamente ese espíritu festivo una de las motivaciones de la candidatura olímpica carioca pues, según el alcalde Eduardo Paes, "la ciudad es capaz de reunir con perfección naturaleza, cultura y vida urbana".
Pero Río también tiene lunares como la pobreza, la deficiente infraestructura de transportes y, principalmente, la violencia del crimen organizado y la delincuencia común.- El ministro de Deportes, Orlando Silva, dijo al respecto que Río puede organizar unos Olímpicos libres de violencia, como lo demostró con los Panamericanos de 2007, que transcurrieron en paz y armonía en la ciudad.