Asociacion Sudamericana Ecuador de Córdoba

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Lejos de regresar a Ecuador, los inmigrantes han continuado con sus proyectos de arraigo en España. Esta es la principal conclusión que se desprende de la Encuesta a la Población de Origen Ecuatoriano Residente en España (EPOERE) que esta noche se presentó en la Casa América de Madrid. El informe busca analizar la modificación de las pautas migratorias del primer colectivo latinoamericano afincado en el país europeo a partir de la crisis económica de 2009. Y esa fotografía difiere, en algunos aspectos, de la que se esbozó al calor de las primeras estadísticas de retornados.

Los investigadores del Instituto Universitario de Estudios sobre Migraciones de la Universidad de Comillas y el Observatorio Vasco de Inmigración (Ikuspegi) que han elaborado la encuesta por iniciativa de la Embajada desmontan una de las creencias más recurrentes de los últimos años. El retorno no es masivo ni es una opción a futuro mayoritaria. Apenas unos 20.000 han optado por volver. “Si bien en las estadísticas oficiales se registra un descenso poblacional este se produce porque han accedido a la doble nacionalidad”, explica Gorka Moreno, del Observatorio.

De las 1.200 personas mayores de 17 años nacidas en Ecuador que se entrevistaron en Barcelona, Murcia, Madrid, Valencia y Alicante apenas un 18 por ciento mostró su intención de retornar de manera definitiva. La idea de permanecer en España está más arraigada en los jóvenes de 15 a 24 años que llegan a sentirse, incluso, más españoles que ecuatorianos en un 41%.

Las mujeres que fueron las primeras en emprender el viaje fuera de los lindes patrios también han sido las que más han resistido. De hecho, el estudio refleja un ligero repunte de la población femenina. Mientras en 2009, el 51% de los inmigrantes ecuatorianos eran mujeres frente al 49% de hombres; en 2014, la relación era de 53% frente al 47%.

Ecuatorianos en desventaja 

De los 450.000 ecuatorianos en España, el 61% ha obtenido el pasaporte español. Esta circunstancia ha facilitado su movilidad internacional pero en ningún caso ha supuesto una mejora en sus condiciones socioeconómicas. Los connacionales siguen ocupando el escalón más bajo, dedicados a tareas como peón agrícola, empleada de hogar o camarero. “Se han quedado pero emergen más precarios y más vulnerables”, sostiene Juan Iglesias, coautor de la investigación. El 31% está desempleado (en 2009, la tasa de paro era del 7,5%). Apenas un 3% gana más de 1.500 euros. El 67% no supera los 1.000 euros y el 24% ni siquiera alcanza al salario mínimo interprofesional de 649 euros.

“El colectivo ha sufrido la tormenta perfecta: compró una vivienda cuando estaba en su precio más alto, empezó la crisis y ya no pudo pagar la hipoteca”, asegura Moreno. De ahí que un 15% sufra problemas asociados con desahucios, uno de los dramas que más atención ha recibido por parte de las entidades gubernamentales ecuatorianas. (I)