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CARACAS. Hugo Chávez, con una réplica de la espada de Bolívar, poco antes de viajar a Cuba, el pasado 10 de diciembre, para someterse a la cuarta cirugía que significó el fin de su vida.

“Dame tu corona, Cristo, dámela que yo sangro. Dame tu cruz, cien cruces que yo las llevo, pero dame vida porque todavía me quedan cosas por hacer por este pueblo, por esta patria. No me lleves todavía”. Lloroso, Hugo Chávez clamó ayuda divina en una misa en abril del 2012 tras su segunda cirugía por una recaída del cáncer.

Orar no fue suficiente para el mandatario venezolano, un paciente indisciplinado que ayer sucumbió al mal que apagó su vida a los 58 años, 14 de ellos en el poder. El 2012 estuvo marcado por su frágil salud, varios tratamientos en Cuba y una agitada campaña electoral, en la que, según médicos, el abuso de esteroides aceleró el declive de la salud del gobernante.

Chávez que llegó a ser el amo de Venezuela arropado de poderes casi absolutos no gobernará hasta el 2019 como lo había planeado.

El segundo de siete hermanos varones, Hugo Rafael Chávez Frías nació el 28 de julio de 1954 en Sabaneta, estado Barinas. El exmilitar y político realizó los estudios primarios y secundarios en su ciudad natal, y los superiores en la Academia Militar de Venezuela, donde obtuvo el grado de subteniente en 1975.

Dos veces divorciado y padre de cuatro hijos, Chávez fue idolatrado por quienes lo veían como un líder con una gran sensibilidad social, y odiado por quienes lo señalaban de ser un dictador populista preocupado por él mismo y por dirigir un gobierno corrupto.

Sus padres sobrevivían con sueldos de maestros y él tuvo que ayudarlos desde los 9 años vendiendo dulces y frutas en una carretilla. A veces iba en burro a visitar a su abuela materna en un pueblo vecino. Su madre quería que fuera cura, pero solo llegó a monaguillo, escribió Gabriel García Márquez.

Tal vez, la primera ocasión que el mundo escuchó hablar de Hugo Chávez fue el 4 de febrero de 1992, cuando el en esos días teniente coronel, junto con militares del Movimiento Bolivariano Revolucionario 200, surgido en medio de la crisis económica y social, intentó un golpe de Estado contra el entonces presidente Carlos Andrés Pérez, el cual fracasó y le trajo un encarcelamiento de dos años, hasta ser indultado más tarde por el entonces presidente Rafael Caldera.

Con un discurso marcado por mensajes sobre justicia social y en favor de los pobres, se postuló a los comicios de 1998. Luego de obtener la victoria, se convirtió en el 42º presidente de Venezuela y buscó consolidar la llamada Revolución Bolivariana, basada en su proyecto socialismo del siglo XXI. A partir de ese momento comenzó en Venezuela la era Chávez.

Dos años después de llegar al poder, asumió su papel de ‘amo’ de la política de su país, al barrer de un plumazo los últimos bastiones locales y sindicales de la “vieja política”. Para ello recurrió a su mejor arma, las urnas, para legitimar todos los poderes electivos del Estado, convocando a macroelecciones para renovar de golpe todos los poderes públicos.

Una de sus primeras ejecutorias tuvo que ver con la modificación de la Constitución, para luego lograr que en las urnas le aprobaran la posibilidad de la reelección. También nacionalizó diferentes sectores de la economía y expandió una polémica ley para expropiaciones.

Para sostener su proyecto socialista se basó en los ingresos petroleros, los más altos de la región, con una producción diaria de 3 millones de barriles, según cifras oficiales.

El presupuesto del 2012 del país se calculó en $ 70.000 millones. Estos recursos le permitieron a Chávez destinar partidas importantes para programas sociales en áreas de vivienda, salud o educación.

El historiador venezolano Manuel Caballero lo definió como una figura mesiánica y autoritaria, militar típico, demagogo populista y líder seguido por las masas. Características que explican la búsqueda abierta “de concentración del poder, poniendo al servicio del ejecutivo los otros poderes, la militarización del país y, sobre todo la reelección presidencial”.

Desde que llegó al Palacio de Miraflores tuvo momentos críticos. El más duro, cuando trascendió que tenía cáncer. El mal lo obligó a someterse a cuatro cirugías y tres tratamientos. Era tal su desconfianza que decidió que ese tratamiento se hiciera en Cuba para evitar la filtración sobre la realidad de su enfermedad. Además de que ahí contaba con su amigo Fidel Castro.

Aunque en principio se creyó que el cáncer afectaría a su campaña, Chávez, con un ritmo mermado, consiguió un nuevo mandato en octubre pasado, en una reñida contienda con el opositor Henrique Capriles. El récord electoral del presidente ha llamado la atención.

En las catorce campañas que ha liderado desde 1998, solo perdió dos, y por un estrecho margen. El respaldo del que gozaba era innegable. Chávez, un hombre que cuando niño quiso ser beisbolista profesional, que creía que su ‘revolución’ es la misma que inició Simón Bolívar, demostró en los últimos catorce años, con un lenguaje popular y en ocasiones incendiario, que tuvo el respaldo mayoritario entre los casi 29 millones de venezolanos.

Aunque buena parte de su fuerza estaba en el petróleo con que abastece desde EE.UU. hasta China, nadie desconoció su liderazgo, hasta el punto de querer incluso dirigir todo el concierto político suramericano en torno a sus idearios bolivarianos.