Asociacion Sudamericana Ecuador de Córdoba

Ana tiene tres hijos, dos de ellos con tan sólo un año de diferencia. Curso tras curso comprueba con estupor que apenas puede aprovechar uno o dos libros de texto en un colegio concertado de Madrid. Teniendo en cuenta que cada libro cuesta una media de 20 euros, esta familia ha gastado un total de 900 euros en libros este año, cuando, para más inri, se ha quedado sin la beca de libros.

Ana recuerda aquellos tiempos en los que los libros se cuidaban como oro en paño para poder ser utilizados por los distintos hermanos: "Me llama la atención que con tan poca diferencia de edad, sólo he podido aprovechar el libro de teoría de inglés y uno de lectura. Este año la editorial ha cambiado los libros. Los textos son similares, pero cambian los ejercicios, las páginas y tienes que volverlos a comprar porque no te valen. Pero, lo que me supera, es que los libros de lectura que aconseja el colegio también los cambien cada dos por tres", se queja.

Casos similares al suyo se repiten a lo largo y ancho de la geografía española. María, con dos vástagos de 7 y 9 años, también critica que todos los años tenga que comprar los libros al completo sin poder recuperar ni uno solo: "Esto es un despilfarro. Los libros se han convertido en cuadernos en los que se escribe y se pinta para que no se puedan reutilizar".

Y prosigue con su letanía de quejas: "Antes teníamos ocho o nueve libros por cabeza. Ahora, los libros vienen con CD y cuadernillos e incluso se dividen por trimestres, lo que encarece muchísimo. En resumen, mi hijo, en 2º de Primaria, tiene 22 libros y el mayor, en 4º, 21, lo que se traduce en un gasto de más de 700 euros sin contar el material escolar, que va aparte".

El malestar de las familias va en aumento, máxime cuando el presupuesto para becas a los libros y al comedor ha descendido un 28% en Madrid, lo que supone 26 millones de euros menos sobre una partida de 93 millones. Por este motivo, Elena Alfaro, madre de dos hijas, ha puesto en marcha una campaña en change.org para exigir un precio justo para los libros de texto. Alfaro exige a las editoriales que no cambien los contenidos cada año y que los libros de texto se adjudiquen por concurso público para reclamar la máxima calidad al menor precio.

"Si la enseñanza es obligatoria no puede ser impagable y ya hay familias que no pueden pagar los libros de sus hijos. Yo misma he tenido que ayudar personalmente a una madre que no podía hacerlo. Hay que garantizar que los libros sean accesibles para la mayoría", se queja Alfaro que ya ha presentado 94.000 firmas ante el Ministerio de Educación.

Desde las editoriales niegan la mayor, afirman que la Ley Orgánica de Educación (LOE) impide que los libros se renueven antes de cuatro años y argumentan que la decisión de cambiar los libros no pertenece a las editoriales sino al Consejo escolar. "El libro necesita cuatro años para rentabilizarse. En algunas comunidades como la Rioja, Navarra, Extremadura o Castilla-La Mancha se están manteniendo los libros seis o siete años porque no hay dinero para hacer la reposición", afirma José Moyano, presidente de la Asociación Nacional de Editores de Libros y Material de Enseñanza (Anele).

Bibliotecas familiares

Según sus datos, en la Educación Primaria se reutiliza el 22% de los libros; en Secundaria, un 46% y en Bachillerato, un 60%: "La gente siempre está reutilizando libros de manera espontánea", se lamenta. Moyano admite que en la educación infantil y en 1º y 2º de Primaria, los libros son material fungible, es decir, el libro es como un cuaderno de trabajo en el que se escribe, recorta y dibuja. "Eso está establecido así por ley", alega.

Además, sostiene que, en muchas ocasiones, los únicos libros que tienen las familias son los que se adquieren para el colegio y de esta manera, "se crean las bibliotecas familiares". "El país necesita mejorar su nivel de lectura y tener un nivel cultural de calidad. Lo que nos parece un drama es que se esté recortando tanto en educación", asevera.

Sin embargo, desde las asociaciones de padres no tienen la misma percepción: "Lo de los libros de texto y la escasa duración de las ediciones es un escándalo. Pedimos que se rebajen los precios y que los libros duren, al menos, cinco años para que se puedan heredar entre los hermanos", asegura Luis Carbonel, presidente de Concapa, Confederación Católica Nacional de padres de familia y padres de alumnos.

También propone que se creen bancos de libros en los colegios para que las familias sin recursos puedan acceder a ellos. Además, Carbonel muestra su indignación por que las editoriales cambien constantemente los libros cuando los contenidos de las asignaturas son siempre los mismos: un río siempre es el mismo río y la historia es la de siempre.

"No podemos estar cautivos de un mercado en el que nos obligan a comprar unos libros de texto y en el que no podemos elegir. Es necesario que se planteen otras opciones como ha pasado con los medicamentos genéricos para rebajar los precios", se lamenta.

De la misma opinión es Jesús María Sánchez, presidente de Ceapa, la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos, quien urge al Ministerio de Educación a que reúna a las comunidades autónomas y saquen a concurso público los libros de texto para que se fijen unos precios razonables. "El Estado tiene que intervenir porque no hay economía familiar que aguante esto. Hay que primar la reutilización y los préstamos frente a las becas porque todos nos ahorraríamos mucho dinero", mantiene Sánchez.

Mientras tanto, van surgiendo iniciativas para fomentar el ahorro e intentar dar utilidad a todos esos libros y uniformes que han caído en desuso. A través de truequebook los usuarios pueden ofrecer aquellas prendas que ya no utilicen e intercambiarlas por las que necesiten para el nuevo curso.