Hoy se recuerdan 71 años del Combate Naval de Jambelí
El comandante guayaquileño Rafael Morán Valverde (1904-1958) dirigió la triunfal maniobra del cañonero Calderón en 1941.
La memoria patria convoca hoy a la merecida exaltación del triunfo del comandante Rafael Morán Valverde y la tripulación del cañonero ecuatoriano Calderón el 25 de julio de 1941, en aguas del canal de Jambelí, sobre el destructor peruano Almirante Villar, cuando esta nave surgió al frente de un convoy de embarcaciones con la clara intención de bloquear la zona y ayudar a generalizar la premeditada invasión iniciada 21 días antes.
La agresión también se consumó por el mar, sus poderosas y modernas naves estuvieron en aguas territoriales. Mas, por la determinante maniobra de la tripulación del Calderón, la escuadra invasora sufrió un vergonzoso revés y desistió de consumar su oscuro propósito.
Eran días con un ambiente de intranquilidad y de intenso patriotismo. La superioridad naval ordenó al Calderón escoltar el convoy de naves mercantes que llevaría hasta Puerto Bolívar, El Oro, a compatriotas deseosos de incorporarse a la defensa de la frontera y también vituallas para quienes luchaban con mínimos recursos en la provincia orense.
Cerca de la medianoche del 24 de julio, según lo recuerda el General Gustavo Banderas, testigo de los hechos, desde esta ciudad zarparon las motonaves Olmedo, La Pinta y Dayse Edith, custodiadas por el Calderón, que tras un tenso viaje arribaron a su destino en las primeras horas de la mañana del 25.
Mientras se realizaba el desembarco del material ocurrió el sorpresivo ataque de un avión peruano que incursionó para ametrallar el muelle, el ferrocarril y al elemento humano. El barco ecuatoriano respondió la agresión y el aparato enemigo optó por desaparecer, y la calma retornó al lugar.
Apenas se cumplió el desembarco, el convoy emprendió el retorno a nuestra ciudad, pero a las 11:15, a la altura del faro de Jambelí, la tripulación detectó la presencia de un buque a la cuadra de babor, que se dirigía con proa hacia el Calderón. El intruso fue identificado como el destructor peruano Almirante Villar, que se adelantaba a otras embarcaciones de una escuadra (Rodríguez, Grau, Bolognesi), por lo que el comandante Morán ordenó caer a estribor y cambiar 180 grados el rumbo que se mantenía.
A las 11:25, nuestro oficial dispuso zafarrancho de combate; el barco peruano abrió fuego a las 11:30 mientras navegaba paralelo al nuestro. Bastaron 16 minutos para que los ecuatorianos castigaran al invasor; el Villar se retiró averiado y sus escoltas lo secundaron.
Para evitar imprevistos, nuestras embarcaciones regresaron a fondear en Puerto Bolívar y el Calderón las seguía a corta distancia, pues se advirtió la presencia de otro barco que impedía reanudar la marcha a Guayaquil. Cerca de las 14:30, dos aviones peruanos consumaron otro ataque, pues dispararon contra las instalaciones portuarias y los barcos surtos en Puerto Bolívar. Afortunadamente, no lograron su objetivo, porque las ametralladoras del Calderón los repelieron sin cesar.
Llegada la noche del 25 de julio, recién se ordenó zarpar en la oscuridad y el mayor silencio, para esquivar la vigilancia de un barco sureño que se mantenía en los alrededores. Al promediar las 00:30 del 26 de julio, burlado el bloqueo enemigo, las naves ecuatorianas avanzaron a toda máquina y evadieron la persecución que se mantuvo hasta el fuerte de Punta de Piedra. Al acoderar los barcos en el muelle de Guayaquil el 26 recibieron una jubilosa bienvenida, pues por comunicaciones entre las autoridades muchos ciudadanos conocieron el noble desempeño del Calderón.
En homenaje a la ejemplar acción del comandante Rafael Morán Valverde y la heroica tripulación del cañonero Calderón en Jambelí, el presidente José María Velasco Ibarra declaró en 1944 como el Día de la Marina de Guerra Nacional el 25 de julio de cada año.
Actualmente, sin perder su característica disciplina y entrega para el cumplimiento de su patriótica misión, esta rama de nuestras Fuerzas Armadas continúa vigilante de la soberanía patria con la ayuda de moderno material y además despliega un plausible trabajo comunitario.
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