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 EFE  | MADRID 
Miles de mujeres procedentes  de Latinoamérica se enfrentan a diario en España a una triple  discriminación por ser mujeres, por ser inmigrantes y por estar  empleadas en hogares españoles sin un pleno reconocimiento de sus  derechos laborales, denunció en Madrid la ONG Intermón Oxfam.
  La  organización, que presentó el informe "Mujeres migrantes andinas:  contexto, políticas y gestión migratoria", revela que en España unas  859.000 familias disponen de algún empleado en el hogar, aunque sólo  están registradas en el régimen especial de la Seguridad Social para  este sector unas 295.000 personas, en su mayoría (el 93 por ciento)  mujeres y el 61 por ciento de ellas extranjeras.
  El medio millón  restante está inmerso en la economía sumergida del empleo doméstico y  muchas de esas personas son mujeres inmigrantes que afrontan desde esa  "invisibilidad" la paradoja que supone partir una familia en origen para  propiciar la conciliación del trabajo y el hogar en España.
  La  ONG denunció, por ello, que el 65 por ciento de esos empleos pertenece a  una economía sumergida, esencial y vital, sin embargo, en las economías  de sus países de origen, ya que las remesas de dinero que envían  duplican por dos y en algunos casos hasta por tres la ayuda oficial al  desarrollo que destinan los países desarrollados.
El informe de  Intermón, que se centra en los cuatro países andinos (Bolivia, Perú,  Ecuador y Colombia), incide en que los derechos de las mujeres  inmigrantes empleadas en el hogar son vulnerados "sistemáticamente" por  sus empleadores y por las instituciones y en que su poder de negociación  ante éstos está anulado porque en su mayoría son irregulares y temen la  expulsión del país.
  La coordinadora del programa "Abriendo  Mundos" que ha puesto en marcha esta ONG, Mónica Corona, incidió en la  "feminización" del fenómeno de la migración andina y en que son ellas  las que envían mayores y más constantes sumas de dinero a sus países de  origen.
  Según los datos de esta organización, las mujeres  realizan el 60 por ciento de las transferencias de dinero a sus países  de origen y reservan para ello hasta el 60 por ciento de sus salarios,  frente a los varones, que envían el 14 por ciento de su sueldo.
  Pero  los responsables de Intermón insistieron en la paradoja que supone la  labor de estas mujeres, que contribuyen desde una situación en muchos  casos irregular y carente de derechos a mejorar las condiciones de vida  de sus allegados en sus países.
  Afrontan, además, la  "estigmatización" y la culpabilidad por haber migrado, distanciándose  así de una familia pero satisfaciendo con su labor las necesidades de  miles de familias españolas.
  La peruana Donatila Gamarra, que dio  testimonio de esa paradoja, incidió en la vulnerabilidad de un  colectivo que afronta la separación de sus seres más queridos, pero que  es consciente al mismo tiempo de que sin sus aportaciones económicas  aquellos no mejorarían sus condiciones económicas y sociales, y sobre  todo sus expectativas futuras.
  Gamarra denunció la desprotección  social que las empleadas del hogar sufren en España, la falta de  cobertura para situaciones como enfermedades o embarazos y la ausencia  de contratos que regulen sus condiciones laborales, y que esos se  limiten en la mayoría de los casos a acuerdos verbales entre la empleada  y sus empleadores.
  Según las cifras facilitadas por Intermón, el  pasado año estaban en España más de un millón de inmigrantes  procedentes de los cuatro países andinos (227.000 bolivianos, 292.000  colombianos, 413.000 ecuatorianos y 137.000 peruanos), en su mayoría  mujeres.
  En Bolivia y en Ecuador, las remesas económicas superan  con creces la inversión extranjera directa, y en el caso de Colombia y  Perú esas transferencias representan entre el 50 y el 60 por ciento de  esas inversiones, según las mismas fuentes. 
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