Haití vuelve a empezar de cero Imprimir
Escrito por editor   
Domingo, 09 de Octubre de 2016 07:46

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Dos niñas se dan la mano para ayudarse a su paso por una calle inundada en Les Cayes, Haití

eldiario.es

 Los fuertes vientos provocados por el huracán «Matthew» soplaban a más de 200 kilómetros por hora. Katrina Legner, de 23 años, madre de dos niños, lo había dispuesto todo para irse a casa de su prima, donde ponerse a cubierto. Pero no lo pudo resistir y, antes de marcharse, se quedó mirando cómo el monstruo destruyó lo que hasta el miércoles había sido su hogar. Tuvo la extraña sensación de que el tiempo se paraba cuando su pequeña vivienda de bloques de cemento se hizo escombros. En ese momento, reaccionó y corrió a casa de su prima. Sin embargo, allí tampoco «Matthew» tuvo piedad.

«Tenemos muy poca comida y estamos preocupadas», reconoció Katrina, que vive en la zona de Jeremie, al sur de Haití, la más devastada por el huracán. Sólo ahí han perdido la vida unas 470 personas. En total, según las cifras difundidas por el Gobierno haitiano, los muertos por el paso del huracán ascienden a los 900, un balance que podría aumentar a medida que se prosiga con las labores de rescate en el país más pobre de Latinoamérica. 

Según el coordinador de la Agencia de Protección Civil, Fridnel Kedler, «todavía no hemos podido llegar a dos de las comunidades más afectadas. Por ello, el número de muertos podría subir», se teme Kedler. Le preocupa especialmente la principal ciudad de Jeremie, Grand-Anse, el ojo de «Matthew» al tocar tierra. En esa urbe o en lo que queda de ella, Jislene Jean-Baptiste busca a sus vecinos. Mira en la única habitación que queda en pie de la vivienda de una anciana que vivía con sus hijos y nietos. No hay nadie. Recuerda que la tormenta apareció por la carretera mientras levantaba todo lo que se encontraba a su paso. Ella se dio cuenta de que venía cuando se llevó por delante el techo de su tienda de arroz y azúcar. 

Los haitianos de la zona de Jeremie se han echado a las calles en busca de comida. Acaban de ver llegar un helicóptero con alimentos y agua al pequeño aeropuerto de este lugar. Uno de ellos es Richard David, de 22 años. «Mi casa está hecha pedazos. He oído que traían comida. Por eso he venido al aeropuerto. No he comido nada en todo el día», explica el joven con la esperanza de echarse algo a la boca. En Chantal, la comunidad se apiña ante la tragedia. «Matthew» ha causado la muerte de más de 90 de sus vecinos, que se suman a los cientos de fallecidos en todo el país. De no ser por la solidaridad de todos, quizá muchos de los fallecidos aún no habrían recibido sepultura, y eso lo sabe bien la familia de Farah, una joven de 25 años, que deja viudo y una niña pequeña. 

La noche en la que el huracán arrasó el suroeste haitiano, Farah estaba con su familia en casa, un endeble chamizo en mitad del campo, algo alejado del área principal de viviendas, cuando una palmera derribó sin dificultad la débil estructura y cayó directamente sobre ella. Cuando pasó la tempestad, los vecinos se organizaron para recorrer el pueblo y comprobar los daños materiales y personales causados. 

Según el Gobierno, hay alrededor de 350.000 damnificados tras los efectos devastadores del huracán en la peor crisis humanitaria tras el seísmo de 2010. Ahora, lo que más preocupa es que lleguen más casos de cólera, que ha matado a 10.000 personas y afectado a casi un millón desde 2010.

 

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Última actualización el Domingo, 09 de Octubre de 2016 07:53