Manuel Toro y Bolívar Velasco | eluniverso.com
TABETE, Esmeraldas. Socorristas rescatan los cadáveres de siete de las trece personas desaparecidas en el deslave de ayer.
Un trágico rescate se vivió ayer en el cantón Esmeraldas. Bomberos, policías, miembros de la Cruz Roja, ambulancias y camionetas con equipos de trabajo, como palas y picos, circulaban presurosos hacia el recinto Tabete, en la parroquia Chinca. Ahí, prácticamente toda una montaña se desplomó la noche del martes y la tierra sepultó a trece personas. De ellas, apenas siete cuerpos fueron sacados hasta las 15:00 de ayer, según el gobernador Rafael Lemos.
El deslave, que sepultó tres viviendas en las que habitaban las víctimas, pertenecientes a tres familias, se produjo luego de que en ese sector cayeran dos horas de intensas lluvias, la noche del pasado martes.
Una escena conmovedora se observó cuando los cuerpos de Luis Alcívar Mecías, de 25 años, y Rosario Salazar Mala, de 15, eran sacados de entre los escombros, agarrados de las manos y estremeció que en medio de la pareja estuviera su bebé, E.A., de 6 meses.
Otra víctima fue identificada como Milson Alcívar Muñoz (55). De los otros tres desaparecidos no se conocían los nombres hasta la tarde de ayer.
Entre los restantes de la lista constaban Epifanio Méndez Tenorio (63), Édison Méndez Guagua (42), Maité Lucas Vélez (18), Hilda Mecías Salavarría (50), Nancy Alcívar Mecías (29), Jenny Alcívar Mecías (22) y los niños N.A.M. (4), M.S.A. (3) y K.M.L. (2).
La lluvia causó una avalancha de lodo y piedras que tapó a parte del recinto Tabete, situado en un cerro cuya cresta se desprendió abruptamente e hizo temblar la zona, en medio de un sonido ensordecedor que se oyó a las 22:00 del martes. A esa hora, muchas de las víctimas dormían en sus casas.
Mariano Alcívar lloraba la muerte de su padre, Milson. Contó que desde las 20:00 cayó una tempestad en la zona. “Sentimos un fuerte zumbido en la tierra, de ahí un vecino nos avisó que la loma se había venido abajo, fuimos al lugar y solo vimos que todo estaba bajo tierra, las casas ya no estaban en el lugar”, narró deprimido.

Según Guillermo Prado, delegado de la Secretaría de Gestión de Riesgos (SNGR) en Esmeraldas, todos murieron sepultados por cerca de un millón de metros cúbicos de tierra que se desprendieron del cerro.
Carlos Méndez Guagua, en medio de la consternación, dijo que se salvó de esta tragedia por un milagro. Él tenía que retornar al recinto, procedente del cantón Esmeraldas, el mismo martes, pues su hija recibía atención médica desde el domingo pasado. Sin embargo, su padre Epitafio Tenorio no corrió con la misma suerte y falleció en el alud.
En medio del fango únicamente quedaron los restos de las pertenencias que tenían las tres familias. Hasta el lugar llegaron autoridades de la provincia agrupadas en el Comité de Operaciones Emergentes (COE).
El alcalde de Esmeraldas, Ernesto Estupiñán, ordenó al COE que activara la emergencia y a las 03:00 de ayer el funcionario llegó a la zona. A esa hora, decenas de moradores, desesperados, pedían ayuda.
Policías y militares acordonaron el área y no se permitió el acceso a los medios, pero moradores del lugar llegaron minutos después y rompieron el cerco de seguridad para ingresar. Las autoridades solamente advirtieron del peligro de más deslaves en la zona.
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