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La  misión de la Unasur entregó el viernes su primer informe. Hace énfasis  en la capacitación y las fases de las juntas que procesarán las actas de  escrutinio. 
 
 
 
 
 
 
 
 
Dos misiones electorales de dos  organismos internacionales y con enfoques distintos tendrán como eje  observar la transparencia, los posibles errores y aciertos que matizarán  los comicios de hoy. 
 
 
Cincuenta técnicos forman parte de la  misión de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y otros 51 de la  Organización de los Estados Americanos (OEA). Esta última envió al  dominicano Rafael Albuquerque como el jefe de la misión que inició su  labor el 28 de enero pasado.
  Aunque el Consejo Nacional Electoral  (CNE) mantiene una posición “crítica” ante el organismo, accedió a  invitarlos para dar “tranquilidad” a las agrupaciones políticas que  exigían su presencia como una garantía de la transparencia de los  resultados electorales.
  Según el reglamento del CNE que regula su  trabajo, ellos deberán respetar las leyes ecuatorianas, no hacer  proselitismo o manifestaciones a favor de tendencias políticas. Al final  de su veeduría presentarán obligatoriamente un informe que no tendrá  carácter vinculante, y sus opiniones serán recogidas “cuidadosamente”  como elementos de referencia que servirán para “adoptar correctivos” y  mejorar procesos futuros, cita la normativa.
  “La OEA realiza  esfuerzos para dar seguimiento a las sugerencias, pero son los gobiernos  en el ejercicio de su soberanía quienes tomarán la decisión de  implementarlas”, ha señalado Albuquerque.
  El último informe que  emitió esta instancia fue en el 2009, al final de las elecciones. Allí  hubo 6 recomendaciones entre las que se exhorta a fortalecer los  mecanismos de fiscalización de gastos de las campañas políticas y usos  de recursos del Estado; reforzar la capacitación a los miembros de  juntas receptoras del voto; que las autoridades electorales generen  espacios de información oportunos.
  Para los escrutinios de hoy,  el CNE estableció diez facultades que tendrán estas instancias de  observación o acompañamiento como las de entrevistar a funcionarios  electorales, dirigentes de partidos; observar la instalación de las  juntas y el desarrollo del sufragio; asistir a los escrutinios e  impugnaciones...
  No podrán auditar sistemas, solo “observarlos y  constatar su funcionamiento de acuerdo con las leyes del país y los  estándares internacionales”, acota Albuquerque.
  Junto a la OEA  está el equipo de la Unasur, que fue el primero en ser acreditado. Iba a  ser el único hasta que el CNE cedió a abrir la convocatoria a la OEA.  Su participación se planificó desde diciembre: primero con la  constitución del Consejo Electoral de la Unasur que se realizó en Lima y  luego en una reunión en Quito, en donde se aprobó el acuerdo para su  funcionamiento.
  Es así que desde el 10 de enero un primer grupo  de doce técnicos arribó a la capital para iniciar con esta observación  que concluirá el 28 de febrero.
  Está previsto que emitan tres  informes: el primer día de veda electoral (lo presentaron el viernes  pasado); el segundo que se lo dará a conocer en la jornada posterior a  las elecciones; y el tercero, después de 15 días de realizados los  comicios.
  Su coordinador general es el uruguayo Wilfredo Penco.  “Daremos cuenta de lo actuado sin hacer valoraciones. Nuestras  recomendaciones procuran incidir, que sean instrumentables por parte del  organismo electoral”. Al ser una misión de acompañamiento sus funciones  son “más limitadas, es casi presenciar, testimoniar el proceso  electoral”, describe el experto.
  Esta es la segunda ocasión que  la Unasur realiza un acompañamiento en etapa de elecciones. La primera  fue en Venezuela el año anterior, con la reelección del presidente Hugo  Chávez, en la que Carlos Álvarez, jefe de esa misión, calificó de  “extraordinario” el proceso electoral. 
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