Escrito por editor
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Lunes, 08 de Octubre de 2012 10:59 |
Alrededor de las 16:00, los próceres comienzan a concentrarse en la casa de José de Villamil, según lo acordado el día anterior. Así lo hacen Roca, Urdaneta, Febres-Cordero, Antepara, Vargas; el resto de revolucionarios llega casi de inmediato.
Cuando estaban en plena conversación, un insistente toque de corneta que convocaba a los oficiales del Cuerpo de Granaderos los obliga a realizar un momentáneo alto. Investigada la causa por aquel ajetreo de la milicia realista, se supo que una Junta de Guerra realizada casi simultáneamente con la presencia de Pascual Vivero dispone medidas extremas contra los intentos subversivos.
Las órdenes de las autoridades españolas se cumplen de inmediato, por lo que numerosas escuadras salen a patrullar las calles y hacer constantes evoluciones para así conseguir que los complotados caigan en el temor y desistan de su noble empeño. Pero todas estas medidas resultan estériles y más bien aumentan el fervor de los próceres y el resto de vecinos para coronar de una vez por todas su noble propósito.
Como las cosas están decididas, una actividad febril se advierte desde ese momento en distintos puntos de la ciudad. Y gracias a ello surgirá el gran triunfo añorado, que se hace histórica verdad en la madrugada del lunes 9 de Octubre del luminoso año 1820.
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Última actualización el Lunes, 08 de Octubre de 2012 11:03 |