Todo ello en el escenario de una pequeña comunidad de 500 habitantes, rebelada contra la industria del camarón que ha aniquilado su principal sustento por los vertidos tóxicos (bisulfito de sodio, detergentes, antibióticos y productos de engorde); ha degradado el bosque de manglar, tratándose de un reducto que acoge los mayores ejemplares del mundo (hasta 64 metros de altura) e, incluso, ha desviadoeel cauce del río para evacuar los vertidos dejando secas las grandes raíces aéreas de los manglares.

Esta tragedia, que bien podría ser la sinopsis de una película sobre la Sudamérica profunda, es la realidad que dos cámaras vallisoletanos, Enrique Amigo (realizador) y Kike Bueno (montador), han retratado en 16 horas de grabación para un estremecedor documental que produce y emitirá Rtvcyl y será presentado a festivales de cine-documental. El audiovisual se vertebrará sobre un guión del veterano periodista Alberto Oliveras.

Con ellos ha viajado el abanderado vallisoletano de la causa, el profesor de La Salle, Leandro Velasco, miembro de la ONGD Proyde. Ya en el terreno, les acompañó el líder comunitario Peter Segura hasta que una latente amenaza de muerte sobre su persona hizo insostenible que siguiera más tiempo en la comunidad de Olmedo y abandonara la aldea custodiado por la policía.

Peter se marchó con su mujer y su hija dejándolo todo. Por motivos de seguridad, su paradero actual es una incógnita. Pero esta salida precipitada, grabada con toda su fuerza emocional y con la frescura del "directo", no se borrará tan fácilmente. Las imágenes de cuando abandona Olmedo, rodeado de policías, serán uno de los momentos de impacto del documental.

"En la comunidad se convirtió en un clamor la noticia de que había escondido un sicario, ligado a los intereses comerciales de la zona, listo para matarle. La situación era insostenible. Denunciamos el hecho a la Policía Local, vinieron los agentes y se lo llevaron escoltado. Fue muy duro", recordó Velasco.

Temor a represalias

Y eso que hasta el propio obispo de Esmeraldas, el navarro Eugenio Arellana, les había advertido a los vallisoletanos: "Cuidado con los sicarios cuando estéis en Olmedo".

No fue el único contratiempo. Además de haber sufrido la vigilancia de un motorista armado, comprobaron cómo un pescador lugareño declinó hacer declaraciones por miedo a represalias y se toparon con una negativa en firme a colaborar cuando pidieron a los directivos de Puro Congo que dieran su versión. Sólo obtuvieron un no y una cara poco amistosa de los vigilantes que custodian la explotación. Tal es su inquina a la prensa, que no olvidan el primer reportaje publicado en elmundo.es sobre la problemática. "No les hace ninguna gracia salir", apunta Velasco.

Los vallisoletanos filmaron a lo largo de dos semanas una veintena de entrevistas. Y lo hicieron con dos cámaras, lo que promete un acabado de corte cinematográfico. También tomaron márgenes aéreas de las 600 hectáreas que ocupan las piscinas de camarones y escenas de la penosa labor de pesca desde que la empresa explota su negocio, hace ya quince años.

"Desde hace unos años, los pescadores necesitan invertir el doble de horas para recoger con redes una cuarta parte de lo que pescaban antes", explica Kike.

Buena parte del trabajo de campo lo dedicaron a mostrar la desecación progresiva de los manglares, paradójicamente considerados como refugios de una riquísima biodiversidad. Hoy su muerte, es la defunción en cadena de aves, peces, moluscos y crustáceos que antaño se guarecían entre sus raíces aéreas. La denuncia de la degradación de loa Manglares de Majagual, en la provincia de Esmeraldas, fue recogida de forma entusiasta por varias ONGs y Velasco logró involucrar en el proyecto solidario, el pasado mes de mayo, a una veintena de artistas locales para que donaran obras en un rastrillo solidario en La Salle. Entre esta y otras iniciativas, Proyde recaudó 9.000 euros con destino al proyecto de Olmedo. La rueda solidaria sigue, gracias en parte a la gran interés en la red por el proyecto en www.majagual.org.