Pablo Fajardo, que ha vencido a la mayor petrolera del mundo Imprimir

23 años de lucha contra Chevron-Texaco

Pablo Fajardo Chevron

 

lavanguardia.com

Tengo 41 años. Nací en la costa de Ecuador y vivo en Lago Agrio, en la Amazonia. Soy abogado. Estoy viudo desde hace un año, y tengo cuatro hijos (17, 10, 8 y 6 años). ¿Política? Amante de la vida. Creo en Dios, soy católico. Fundé el Frente de Defensa de la Amazonia

¿Qué ha conseguido?
La primera sentencia de la historia contra una compañía petrolera por agresión medioambiental.

¿Qué compañía?
Chevron, antes Texaco. ¡La mayor compañía petrolera del mundo!

¿Qué hizo mal Chevron?
Destruir parte de la selva amazónica de Ecuador, intoxicar tierra, agua y aire, causar cánceres, violar mujeres, secuestrar niños, alcoholizar y desplazar pobladores, humillar la dignidad de 30.000 indígenas...

¿Cuáles son los poderes de Chevron?
Yacimientos de petróleo, refinerías, buques petroleros... Es una las cinco empresas con mayor caudal monetario del mundo y sus activos valen 233.000 millones de dólares.

¿Y usted pleitea contra ese gigante?
Sí. Y he vencido.

¿Usted y cuántos mas?
Yo y otros cuatro colegas. Y la corte ecuatoriana confirmó en noviembre la condena.

¿A qué se condena a Chevron?
A pagar 9.500 millones de dólares. Irán destinados a descontaminar la selva y regenerar el ecosistema de los indígenas.

¡9.500 millones de dólares!
Sentencia histórica, sí: ahora hemos de conseguir que se ejecute para que sea ejemplar.

¿Hay problemas?
¡Chevron paga a dos mil abogados para combatirnos! Chevron ha retirado sus activos de Ecuador: para poder cobrar, nos toca ir a pleitear ahora en países en los que sí tenga activos, como Canadá, Brasil...

Uff... ¿Y es usted optimista?
Confío en que paguen en un par de años.

¿Cinco abogados... contra dos mil?
Llevo en esta lucha 20 años, tres meses y 23 días: ¡no tiraré la toalla ahora!

¡20 años!
Un proceso largo, largo. Y muy duro para mí, para mi familia...

¿Por qué?
Unos sicarios intentaron tirotearme un par de veces, al principio. Cada noche cambiaba de domicilio...

¿Acusa a Chevron?
No tengo pruebas de quién pagó a esos sicarios... o a los que secuestraron, torturaron y asesinaron a mi hermano...

No me diga...
Sí: ocho días antes de la primera vista jurídica con Chevron.., lo mataron.

Y aun así, usted siguió...
Mi madre ha sufrido mucho. Pero ella ya sabe que no pararé: ¡hoy me anima a seguir!

¿Cómo se metió usted en este lío?
Nací en una choza, quinto de diez hermanos. Mis padres se empeñaron en que estudiase, además de trabajar en el campo. Con catorce años, nos mudamos a la Amazonia...

¿Para qué?
Por trabajo. Me empleé en una factoría de palmicultura, de transformación de hoja de palma... Y me sublevó presenciar la explotación de los obreros, expuestos a tóxicos y a sueldos miserables... Me rebelé.

¿Con catorce años?
A los quince años fundé un comité de defensa de los derechos humanos de obreros y campesinos locales. Pero las autoridades de mi país me decían siempre: "Búsquese un abogado". ¡Y por eso me hice abogado!

¿Quién le metió en el cuerpo ese anhelo de justicia?
Quizá la influencia de capuchinos navarros con los que estudié e hice trabajo social... Con otros chicos, fundamos una escuela: aún funciona, tras 18 años: me enorgullece.

Se preparaba para su gran lucha...
Me horrorizó ver como los yacimientos petrolíferos destruían el modo de vida tradicional de la gente: se quedaban sin sustento.

¿Por qué?
Los vertidos contaminaban el río, los peces morían, y también los animales de la selva..., y la gente empobrecida se empleó en la petrolera para cobrar un sueldo... con el que comprar pescado que antes tenía gratis.

¿Lesionó esa industria la salud de la gente?
Abortos, leucemias infantiles, cánceres: unas 2.000 muertes directas por cáncer. Y lesionó algo peor: la dignidad. Dos amigos me cuentan que de niños un helicóptero de Chevron los secuestró para abandonarlos muy muy lejos: ¡tardaron ocho días en volver caminando, ellos solitos, por la selva!

¡Cerdos!
Un 10% de las mujeres fueron violadas... El Estado no hacía nada: todos comprados por Chevron. Me indigna la historia de los desplazados ambientales de Cofán, entre otros.

Cuénteme lo de Cofán...
La tierra se encharcó de crudo y ya nada germinaba, nada podía vivir... El chamán Guillermo Quenamá se llevó a la gente a otro sitio y plantó cara a Chevron. ¡Y le mataron!

¿Cómo?
Le alcoholizaron hasta que murió. A su viuda, Marina, se la llevaron a sus campamentos y la prostituyeron durante veinte años. Marina vive: ella misma podría contárselo.

¿A qué ha venido usted aquí?
Chevron lanza una campaña: me acusa de mafioso extorsionador: ¡el verdugo se finge víctima! Vengo a explicarlo. Debo lograr que pague: ¡sólo así no repetirá su crimen!

Comentarios
Buscar
¡Sólo los usuarios registrados pueden escribir comentarios!

!joomlacomment 4.0 Copyright (C) 2009 Compojoom.com . All rights reserved."