José Olmos | LATACUNGA/ eluniverso.com
LATACUNGA. La Mama Negra, representada por Freddy Caicedo, fue el último personaje en desfilar. Lleva en las manos la muñeca llamada Baltazara.
¡Viva Latacunga! El grito eufórico de Jair Vivas tuvo una masiva respuesta por parte de los asistentes a la comparsa de la Mama Negra en Latacunga. Apretujados. Así estaban los miles de asistentes en las veredas de la calle Márquez de Maenza, en el sureste de la ciudad y uno de los sectores por donde se desarrolló el evento.
Vivas era parte de los danzantes de Proyección Folclórica, uno de los casi 200 grupos de danza y música que ayer hicieron delirar a cerca de medio millón de personas: cotopaxenses, ecuatorianos y extranjeros.
Fue una mañana y tarde de música, bailes folclóricos, cultura, alegría, unidad, delirio. La comparsa, que ostenta el título de Patrimonio Intangible de la Nación y que en noviembre se realiza por las festividades de emancipación de la ciudad, tuvo este año modificaciones en el ritual de cambio de mando del personaje central y en el recorrido. Ya no cruzó por el centro sino que se concentró en 2 km de calles del sur y sureste de la capital de Cotopaxi.
En ese escenario y bajo un sol radiante al inicio, desde las 10:00, y una lluvia de mediana intensidad, al final, casi a las 15:00, los participantes del desfile fueron aclamados por la gente, que en esta ocasión y en una gran parte del trayecto estuvo acomodada detrás de vallas metálicas.
En ese escenario callejero, Glenda López y Ana Zambrano bailaban vestidas de cholas, con una sonrisa y alegría que motivaban a que los presentes las acompañaran con palmas y hasta bailaran al ritmo de la banda de pueblo que iba con el grupo de danza que representaba a Senagua.
Los cinco personajes de la fiesta de la Mama Negra desfilaron acompañados de entre 20 y 30 grupos de bailes y bandas de pueblo. Cada uno tenía su séquito de danzantes, cholas, guarichas, hombres vestidos de mujeres traviesas, camisonas, huacos, curiquingues (aves), esclavos y ashangueros.
Estos últimos personajes eran hombres vestidos con ropa multicolor que cargaban las denominadas ashangas, un canasto grande con un chancho hornado, cuyes, gallinas y conejos asados, y licores. Guillermo Tixe llevaba un peso de cinco quintales y caminaba, danzaba. Sus ayudantes iban con una mesa, atrás, para que descansara cuando así lo deseara.
Primero desfilaron las autoridades latacungueñas y cotopaxenses, seguidas por danzas de distintas entidades. Alejandro Olmedo representó al Ángel de la Estrella y fue el primero en pasearse ante la multitud.
Llevaba el rostro pintado de blanco, traje y alas del mismo color. Luego le siguieron Javier Montenegro, Rey Moro; Iván Delgado, capitán; Kléver Pacheco, abanderado; y Freddy Caicedo, Mama Negra 2012.
La Mama Negra cerraba la cita con sus grupos de música y bailes. El personaje central es dueño de TV Color, el primer canal de televisión de Cotopaxi, y además de resaltar que la fiesta es identidad latacungueña, como mensaje dijo: “Estamos juntos por la libertad de expresión. Viva la cultura, viva el folclore, viva la Mama Negra”.
Los grupos de danza no solo eran de la tierra de las cugchucaras (fritada con una serie de complementos), el queso de hoja y las hallullas (pan tipo bizcocho). Provenían de distintas ciudades del país, en especial de la Serranía. Igual las bandas de músicos que hicieron retumbar las calles con música nacional.
Hombres, mujeres y niños aplaudían, lanzaban vivas, bailaban. Algunos buscaban formas de fotografiarse con los danzantes. Ya al cierre del festejo, una lluvia con truenos y relámpagos quiso opacar esa alegría. Pero fue inútil. La euforia estaba en el interior de los asistentes, mientras las bandas seguían con sus ritmos.
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